27 de enero de 2012

Camps inocente Garzón culpable...¿?

Qué vergÜenza me da lo que ha resultado ser el juicio del año para los valencianos, sobre todo para los que nos indiganamos ante tanta galantería chula, política y barata de quienes nos meten la mano en el bolsillo con el mismo descaro que un ladrón de mercadillo y encima la policía no puede hacer nada porque el importe no supera los 400 euros.
No me siento orgullosa ahora mismo de ser valenciana.
Qué pena de pueblo el nuestro, en el que lo mismo da ser corrupto que decente.
Qué lástima que a aquellos que realmente se preocupan por el verdadero significado de la justicia les lapidemos y a los que nos orpimen y rebajan les tiramos flores.
No me siento orgullosa de ser española.
Europeos...Sólo para lo que nos interesa dar la cara como tales porque parece que seguimos en tiempos del Caudillo cuando todos los caciques tenían el culo más que cubierto pese al peso en los pantalones de la mierda que cagaban y fusilaban los cantos libertarios e igualitarios.
Queda prohibido buscar en el pasado, la historia es la que unos pocos quieren escribir y que no traguemos el resto, no se vale revolver el pasado, inhabilitado el que lo haga en busca de la verdad.
Queda prohibido ser honesto con el pueblo y no aprovecharse de los despstes ajenos o los posibles trapicheos en beneficio propio, no se vale ser un buen dirigente, ignorado hasta la dimisión aquel que busca la democracia y la justicia.

Pero qué pena de comunidad y qué pena de país.
Para qué una constitución, una legislación penal, civil, para qué un código deontológico, para qué una moral o ética, para qué un ministerio o consellería de justicia y para qué me sirve a mi una democracia como esta...¿Para qué? ¿En qué momento pretenden que confiemos en los poderes que nos rigen y que se supone y digo se SUPONE, son democráticos bajo las evidencias presentadas y los resultados obtenidos?
Me da igual jurado popular que juez amigo, a fin de cuentas no podemos confiar en nada de lo que tenemos porque las brechas son tan amplias y oscuras que nunca llegaremos a la verdad de nada más que lo que hay en nuestras manos ya bien estén limpias o sucias.
Vivir para ver y no poder creer.

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