2 de febrero de 2012

Carta a los profesores. Manifestación, solidaridad y colaboración.

Queridos profesores:

Entendiendo su indignación dados los recortes en el ámbito educativo y la congelación de sus sueldos y apoyando su causa, les invito a cambiar su forma de protesta.
No se están dando cuenta, quizás, que en el ámbito social también estamos sufriendo una gran depresión desde hace mucho tiempo y que tanto otros educadores como los monitores que se dedican a lo sociocultural y socioeducativo estamos metidos en el mismo saco que ustedes.
Gracias a su parón en las actividades extraescolares, hoy no tengo trabajo ni mi hermano tampoco.
Ustedes conservan un sueldo, pese a las bajadas, a mi, si no trabajo, no me pagan. Un contrato por horas que no siempre respeta las funciones o el rango de nuestro trabajo.
No nos llega ni para ir al paro...

Muchos funcionarios se encuentran en su misma situación pero eso no implica que deban menospreciar las consecuencias de sus acciones en el resto de sectores.
Como aquellos controladores que sin previo aviso dejaron su trabajo, sin tantear cómo afectaba a la vida de las personas que confiaron en su trabajo. Como si ahora un médico dejara de trabajar en la seguridad social y sólo se dedicara a la atención privada, como si un basurero vaciara sólo la mitad de los contenedores o barrieran la mitad de las calles, como si un juez atendiera la mitad de sus casos y el resto los dejara morir a propósito en el escritorio de un administrativo que tampoco lo archivaría porque su sueldo no lo cubre, como si los guardias de cárcel no trabajaran por las noches o si la policía o la gusrdia civil dejaran de patrullar o atender a la población a ciertas horas porque no se les paga, como los medicamentos que no llegan, como los tratamientos que se pierden en las listas de espera de futuros difuntos.
¿Les parecería bien que todo el mundo actuara así? ¿Omitiendo ciertas responsabilidades que afectan al resto de la población?
Sin granjas escuelas, no hay animales porque no se les puede alimentar, no hay cocinas en las que encontrar alimentos, no hay limpieza necesaria ni niños con los que trabajar el ocio, la aventura ni lo ludico.
Sin excursiones, los teatros se quedan en silencio, las obras infantiles carecen de vida o sentido y la cultura y el arte de actuar se pierde.
Sin la experiencia de compartir un día fuera del aula sin dejar de aprender, jugar, volver a casa contentos y cansados, ilusionados con ccontarles a sus padres lo bien que lo han pasado hoy.
No hay parque, zoo, oceanográficos o museos que valgan si se pierde el valor de los mismos en la educación, de alguna forma, están descuidando su labor.
No sólo ustedes sufren, no sólo ustedes educan.
Trabajen las horas correspondientes a su sueldo actual, si debe ser una hora menos háganlo y den la posibilidad a la expansión de ludotecas y centros juveniles de apoyarles continuando su labor pero no aten una piedra al cuello ajeno para que se hunda con ustedes.
Queridos profesores, que la educación y la razón, la solidaridad nos una y no nos separe, porque creemos en su causa y les apoyamos pero por favor, no dejen que otras profesiones mueran por su protesta, no sacrifquen a los que ya nos han condenado a muerte, no nos dejen morir en una cola de paro que no hace más que alargarse.
Nuevas formas de manifestar su malestar podrían a la vez renovar otras profesiones sin perder por ello su derecho o el sentido de su protesta.
¿A caso no ven el daño colateral causado? ¿Es que no les importa la realidad que se nos presenta?
Trabajemos juntos por el bien de la educación, los niños y la sociedad.

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