17 de junio de 2009

¿EL REY?

Hoy he visto como la historia de nuestro país se desmoronaba con las palabras de unos niños adolescentes e ignorantes que no sabían qué era la monarquía ni la república ni quién es el rey ni cuál es función, deplorable.
¿En qué se está convirtiendo la educación, la escuela, la familia? ¿Estos son nuestros hijos?
Y es que, no hace falta parir para ser padres, nosotros que ya tenemos los veinte pasados somos tan responsables como los demás de lo que hoy resultaba en una entrevista televisiva.
Tal vez si la televisión emitiera menos corazón y más razón, si los debates y documentales se hicieran calculando una proyección y un horario juvenil y entretenido... Tal vez si nosotros fuésemos capaces de corregir a lo equivocados de otra manera serían las cosas.
Por qué limitar las clases a los libros y no usar la tutoría para resolver las curiosidades de quienes preguntan, por qué no ser liberadores del saber y no convertir la actualidad en tabú, por qué no crear debates en los que ellos hablen, moderen, decidan, enseñarles a discutir que no a pelear, a hablar, promover la competitividad sana, la solidaridad entre los avanzados y los que quieren avanzar, por qué no qyudarles de verdad a crecer como personas formadas en lugar de como a ignorantes... Parece fácil dominar al que no sabe pero ¿y si se vuelve primitivo y violento contra toda autoridad? ¿es esto lo que queremos?

12 de junio de 2009

SUCIEDAD

Estoy muy cansada de encender la televisión para descubrir que hay gente a la que se le veta en su propio país, que el apartheid no ha desaparecido, que las desgracias se ceban con esos países, pobres desgraciados, ingenuos amparados bajo el manto de un Dios que les roba lo que más quieren tras una oleada de devastadores feómenos atmosféricos y al que sin embargo veneran constryéndole casa a un espíritu antes que a sus hijos... Jamás entenderé el regalo de la fé, debe ser precioso que esa fé que te quita todo te de fuerzas para luchar, entender el mundo como una obra de amor, una obra que crei ver de niña y que sepulté en el rencor de seres robados a destiempo.
Estoy harta de tener que aguantar que los gobiernos timen a esas pobres personas y que impongan su ley por encima de la vida, me avergüenza ver a tanto hipócrita malnacido haciéndoles repreoches racistas, mentiras.
No creo en la Iglesia, pero espero que el cielo exista y el infierno también para condenar a esos desalmados a pagar y a esos desgraciados sean ensalzados tras la pena vivida.

28 de abril de 2009

Me pregunto qué pasaría, si por unos minutos el mundo entero se tumbara sobre la hierba, en silencio, como si tratara de escuchar el latido de la tierra, como si el viento fuese una nana de entrelubricán, como si nada pudiera ser más hermoso que ese momento, silencio...
Me pregunto qué pasaría si le diéramos, nos diéramos, ese respiro efímero y pienso, que tal vez sus pulmones se regenerarían y nuestras mentes se abrirían a una fantasía de paz y de sueños conectados por las raíces de esa hierba que acomoda nuestras cabezas, difundidos en la nana de la tarde y animando al resto del cuerpo a dejarse caer, pesar, hasta dormirse.
Quizás ese alivio de unos minutos nos haría ver el mundo con la vista renovada, entendernos en la torre de Babel, empatizar con el desconocido de al lado, tan diferente y tan igual a mi, nos interesaríamos por lo que de verdad importa y no aplastaríamos con políticas obsoletas ni burdas palabras, burradas, la vida ajena y la nuestra propia.
Sería posible que con una buena siesta, el ser humano, se diera cuenta de lo vulnerable que puede llegar a ser en realidad, que no le hace falta inventar para autodestruirse, que la mismísima madre naturaleza le está devolviendo cada golpe, no con el fin de acabar con él, si no con el anhelo de que se de cuenta de lo que está haciendo con el hogar de todos, culpa de todos dejar que estos golpes nos maten, nos ahoguen, nos mengüen sin querer ella que esto sea así.
Me pregunto si todo esto será posible algún día o deberé seguir escribiendo con la esperanza de que alguien lo lea y escriba sobre esta misma idea...

30 de enero de 2009

Un año más

Un año más ha pasado y me he dado cuenta de algo que siempre va persiguiendo la gente pero que yo he estado esquivando, que no evitando, me hago mayor, maduro, crezco, me hago grande...
A pesar de mi edad todos los años he seguido la cabalgata de reyes de mi barrio, este año no pudo ser y me sentí frustrada, este año la nochevieja la viví como una noche más, no hubo gusanillo al comer las uvas, no hubo suspiro satisfecho al pensar en borrón y cuenta nueva.
Crecer es difícil, entenderse a uno mismo es lo más complicado que hay en la vida y es que si no sabes qué quieres es una ardua tarea satisfacer tus necesidades o que otros logren cubrirlas.
Ser adolescente duele pero pasar a ser adulto duele más si cabe, porque mientras juegas entre la infancia y el porvenir, se admiten las rabietas tontas, se asumen las malas respuestas, se permiten las tonterías y payasadas a la vez que te aplauden cada pensamiento encaminado al raciocinio, pero cuando creces...
Claro que puedes hacer el payaso pero cuidado con pasarse de gracioso que acabas con fama de tonto, ojo con las malas respuestas que parecerás un niño con rabieta y ves olvidando las tonterías de siempre que no son propias de una persona mayor.
Si puedo votar! Si carné de conducir! Si alcohol! Si irme de casa! Si trabajo jornada completa para poder pagar el alquiler! Si soy muy mayor!
NO digamos chorradas, crecer implica más que todo eso, es responsabilidad, libertad, independencia, sacrificio, saber hablar con propiedad y crítica, actuar en consecuencia, medir el mundo a través de tus posibilidades reales con derecho a soñar dormido, ser capaz de mantenerte solo, establecer una vida a tu medida, responder ante los demás y ante ti mismo, dudar un poco más y cagarla un poco menos, experiencia, conciencia...
Me gusta crecer aunque me duela tener que guardar(que no perder) en las profundidades de mi ser las rabietas y payasadas de la niña que me gusta ser y me da miedo olvidar y volverme demasiado seria, demasiado... pero se que eso no ocurrirá mientras yo no deje de caminar con los pies en la tierra y la cabeza de vez en cuando en las nubes.
Porque crecer no debería significar perder u olvidar algo tan precioso como la infancia o la "tontuna" del adolescente sino saber compartir en un cuerpo adulto, al niño y al ser.
Quizás de esta manera no sería tan difícil conocerse, aceptarse y quererse como uno es, sin más estándares ni exigencias que encontrar tu punto medio entre tus dos almas.
Tal vez crecer no tenga una edad determinada y los patrones establecidos sean mero texto que nuestra personalidad no deba seguir a rajatabla, tal vez deberíamos dejar a nuestro espíritu un poco más libre y disfrutar cada nochevieja pensando en todo lo que me gusta hacer para sentir el gusanillo de nuevo, ver la cabalgata reflejada en la cara del niño de al lado, sentir que me queda un año más de experimentación por delante y hacerme grande comiendo caramelos.