Un año más ha pasado y me he dado cuenta de algo que siempre va persiguiendo la gente pero que yo he estado esquivando, que no evitando, me hago mayor, maduro, crezco, me hago grande...
A pesar de mi edad todos los años he seguido la cabalgata de reyes de mi barrio, este año no pudo ser y me sentí frustrada, este año la nochevieja la viví como una noche más, no hubo gusanillo al comer las uvas, no hubo suspiro satisfecho al pensar en borrón y cuenta nueva.
Crecer es difícil, entenderse a uno mismo es lo más complicado que hay en la vida y es que si no sabes qué quieres es una ardua tarea satisfacer tus necesidades o que otros logren cubrirlas.
Ser adolescente duele pero pasar a ser adulto duele más si cabe, porque mientras juegas entre la infancia y el porvenir, se admiten las rabietas tontas, se asumen las malas respuestas, se permiten las tonterías y payasadas a la vez que te aplauden cada pensamiento encaminado al raciocinio, pero cuando creces...
Claro que puedes hacer el payaso pero cuidado con pasarse de gracioso que acabas con fama de tonto, ojo con las malas respuestas que parecerás un niño con rabieta y ves olvidando las tonterías de siempre que no son propias de una persona mayor.
Si puedo votar! Si carné de conducir! Si alcohol! Si irme de casa! Si trabajo jornada completa para poder pagar el alquiler! Si soy muy mayor!
NO digamos chorradas, crecer implica más que todo eso, es responsabilidad, libertad, independencia, sacrificio, saber hablar con propiedad y crítica, actuar en consecuencia, medir el mundo a través de tus posibilidades reales con derecho a soñar dormido, ser capaz de mantenerte solo, establecer una vida a tu medida, responder ante los demás y ante ti mismo, dudar un poco más y cagarla un poco menos, experiencia, conciencia...
Me gusta crecer aunque me duela tener que guardar(que no perder) en las profundidades de mi ser las rabietas y payasadas de la niña que me gusta ser y me da miedo olvidar y volverme demasiado seria, demasiado... pero se que eso no ocurrirá mientras yo no deje de caminar con los pies en la tierra y la cabeza de vez en cuando en las nubes.
Porque crecer no debería significar perder u olvidar algo tan precioso como la infancia o la "tontuna" del adolescente sino saber compartir en un cuerpo adulto, al niño y al ser.
Quizás de esta manera no sería tan difícil conocerse, aceptarse y quererse como uno es, sin más estándares ni exigencias que encontrar tu punto medio entre tus dos almas.
Tal vez crecer no tenga una edad determinada y los patrones establecidos sean mero texto que nuestra personalidad no deba seguir a rajatabla, tal vez deberíamos dejar a nuestro espíritu un poco más libre y disfrutar cada nochevieja pensando en todo lo que me gusta hacer para sentir el gusanillo de nuevo, ver la cabalgata reflejada en la cara del niño de al lado, sentir que me queda un año más de experimentación por delante y hacerme grande comiendo caramelos.
1 comentario:
Ni tu ni yo vamos a crecer nunca, si eso implica dejar de hacer payasadas.
Si, seremos más responsables, envejeceremos cada vez más, incluso llegará el día en que creeemos una familia, con nuestros hijos, riñiendoles, castigándoles, etc... Pero siempre tendremos un momento par ahacerle una oda al pedo o cantar aquella canción de los fragles rock.
Yo desde luego no me veo casi deferente a los 18 años, excepto que ahora no llevo cresta, jajajaja.
Un saludo desde mi calle.
PD:La verdad es que somos vecinos, por lo tanto tendría que decir "Saludos desde nuestra calle. jajaja
Publicar un comentario